lunes, 14 de octubre de 2024

SALMO 91

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Tú que habitas al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
dile al Señor: "Mi amparo, mi refugio;
en ti, mi Dios, yo pongo mi confianza".



Él te libra del lazo del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubre con sus plumas
y hallarás un refugio bajo sus alas.






No temerás de los miedos de la noche
ni la flecha disparada de día,
ni la peste que avanza en las tinieblas,
ni la plaga que azota a pleno sol.






Aunque caigan mil hombres a tu lado
y diez mil a tu derecha,
tú permaneces fuera de peligro,
su lealtad te escuda y te protege.






Basta que tengas tus ojos aiertos
y verás el castigo del impío;
tú que dices: "Mi amparo es el Señor"
y haces del Altísimo tu asilo.






No podrá la desgracia dominarte
ni la plaga acercarse a tu morada,
11pues ha dado a sus ángeles la orden
de protegerte en todos tus caminos.






En sus manos te habrán de sostener
para que no tropiece
tu pie en alguna piedra;




andarás sobre víboras y leones
y pisarás cachorros y dragones.






"Pues a mí se acogió, lo libraré;




lo protegeré, pues mi Nombre conoció.




Me llamará y le responderé;




estaré con él en la desgracia,




lo salvaré y lo enalteceré.




Lo saciaré de días numerosos
y haré que pueda ver mi salvación".

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